Siempre soñé ...
... con tener una gran casa llena de ventanales por donde entraría la luz de un millón de soles, rota en pedazos de colores al pasar por el prisma que es mi caparazón, flotando en un mar de ordenado caos al alcance de mis dedos.
Y, ¿sabes?
¡Lo he logrado!
Cada una de estas delicadas vidrieras me permiten visitar un nidito de datos danzarines y tocar los caminos que trazan al volar: así puedo saber adónde van y qué es lo que quieren. ¿No sería alucinante que tú y yo tuviéramos una ventana que nos conectara? Podría contarte todos los secretos que flotan a tu alrededor, solo para tus ojos.